Exactamente, hace un mes, nos embarcamos mi pareja y yo a esta gran aventura. yo soy originaria de Tabasco y el de Michoacan. El destino hizo que nos conociéramos hace 8 años y durante muchos tiempo vivimos en la CDMX, después nos fuimos a vivir a Michoacan y hace 45 dias me dijo:
-amor, agarra tus maletas que nos vamos para Juarez.
Las oportunidades no estan siempre a la vuelta de la esquina, y hay veces que te toca empacar unas cuantas ropas y lanzarte a 22 horas de distancia, de tu familia, amigos y trabajo.
Es cierto que parte de los temores que pasaron por mi cabeza, es lo que se cuenta o se dice de la violencia que hay en la ciudad. Los feminicidios, las balaceras a plena luz del sol y que el estado de Chihuahua nada en deudas.
Es cierto que me dio pesar dejar las comodidades de la gran ciudad y la brisa de las costas de Michoacan, para venir a un lugar, sin ánimos de ofender, que lo consideraba puro sol y arena de desierto.
Así que cuando llegue en la madrugada del 1 de agosto, mi primera impresión fue...
¿que son los burritos?
¿por que las calles son tan tranquilas?
¡heyy, no hay tantos baches aqui!
¿donde esta la gente mendigando en las esquinas?
¡donde hay una cafetería abierta!
Lo primero que nos percatamos mi esposo y yo de la gente fue que son BRUTALMENTE DIRECTOS, amables en lo que te puedan ayudar pero sumamente directos. No se andan con tapujos o miramientos a la hora de expresar su opinión. No es que este mal, pero acostumbrados a lo pasionales y sentidos de la cultura del sur del País. Pues saca de onda que te digan sin mas ni mas te,"hey vato, al estas cagando".
La fortuna, es que al llegar ala ciudad un conocido nos recibiría y nos daría hospedaje hasta encontrar algo en donde vivir y alli es donde empieza la primera historia.
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